ANTOFAGASTA Y SU MÚSICA
Llullaillaco, es el nombre en quechua de un volcán ubicado en la Cordillera de los Andes, en la frontera de Argentina y Chile, entre la Provincia de Salta y la Región de Antofagasta.
Fue cerca de aquella protuberancia rocosa, donde estos músicos acordaron enseñar sus artes a un público por conocer. El nombre estaba claro; Llullaillaco, en honor al volcán.
Alejandro Valdés en guitarra, Patricio Bando en percusión, Rodrigo Geraldo en charango,
Osvaldo Contreras en el bajo, y Alan Geraldo en primera voz, comenzaron un sueño que esperan llevar más alto que la cima del Llullaillaco.
Fue cerca de aquella protuberancia rocosa, donde estos músicos acordaron enseñar sus artes a un público por conocer. El nombre estaba claro; Llullaillaco, en honor al volcán.
Alejandro Valdés en guitarra, Patricio Bando en percusión, Rodrigo Geraldo en charango,
Osvaldo Contreras en el bajo, y Alan Geraldo en primera voz, comenzaron un sueño que esperan llevar más alto que la cima del Llullaillaco.
Diez años de carrera musical; haciendo repertorios de folklore latinoamericano, y creaciones propias.
En ese trayecto llevan a sus espaldas un disco de estudio, y tienen el material suficiente para realizar un sucesor. Pero aunque suene cliché, es cierto; en el país en que vivimos, es imposible contar con un respaldo monetario de empresas o terceros, para concebir obras. En el caso de este grupo, la economía los ha hecho guardar en el closet, todas las composiciones destinadas al nuevo trabajo de estudio.
Sé sobre sus deseos de dar a luz el disco, y realizar un concierto masivo en su lanzamiento, sobre su añoranza por la tierra de donde provienen; Pedro de Valdivia, pese a que hoy en día –como la mayoría de los pampinos- sienten en Antofagasta su hogar, pero quieren no pecar de olvido sobre su terruño, quieren continuar con su música transitando el camino difuso del arte, y quieren decir que ellos son Llullaillaco.
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